5. Procesos
externos
Los procesos externos que intervienen en el modelado
del granito son la meteorización, los procesos gravitacionales y
la erosión. Estos procesos, impulsados por la energía solar, modifican
el relieve y transforman la roca en sedimentos.
La meteorización es la acción que los agentes atmosféricos (agua,
hielo, viento, humedad) y en menor medida, biológicos (acción de raíces,
pequeños animales y microorganismos) realizan sobre la roca disgregándola (meteorización
mecánica) y/o descomponiéndola (meteorización química).
Los procesos gravitacionales consisten en
el desprendimiento y caída de bloques a favor de las pendientes.
La erosión es la eliminación y arrastre del material
meteorizado.
5.1.
Meteorización
La meteorización mecánica se debe
principalmente a cuatro procesos:
Gelifracción: Rotura de la roca cuando está sometida a
ciclos sucesivos de congelación y deshielo del agua que se infiltra entre las
grietas y oquedades. La expansión del líquido en ellas va haciendo cuña y
rompiendo la roca en trozos más pequeños.
Descompresión: Como se ha apuntado los granitos se emplazan en profundidad. A medida que se desmantela el material situado encima y van quedan expuestos las condiciones de presión y temperatura cambian y se produce un efecto de descarga de presión en forma de expansión que provoca una rotura en capas o lajamiento progresivo de fuera adentro y hace que las capas más externas se vayan desgajando formando domos como el Pico de la Miel.
Este tipo de fracturas también se forman durante el
ascenso y cristalización del magma
Expansión térmica: Es más importante en ambientes donde las
variaciones de temperatura entre el día y la noche son muy amplias aunque la
propia roca no conduce el calor de manera homogénea y siempre la temperatura
exterior será mayor que la interna. Es un proceso que para que sea
significativo debe darse en rocas ya bastante alteradas por otros procesos
Actividad biológica: es la producida por el crecimiento de raíces
vegetales en las hendiduras de la roca, la acción de animales excavadores o el
efecto del ácido que producen algunos organismos. Nuestra propia actividad
antrópica (minería, canteras, obras públicas…) también puede encuadrarse aquí.
Efecto de apalancamiento de las raíces sobre la roca granítica.
La meteorización química produce la
descomposición de la roca por la alteración química de los minerales que la
componen, siendo el agua el agente químico más importante que interviene en
estos procesos al oxidarlos, hidratarlos o disolverlos.
En los granitos es particularmente importante el proceso de hidrólisis
mediante el cual el agua ionizada, (disociada en iones de H) combinada con el
CO2 atmosférico forma ácido carbónico que ataca a los feldespatos eliminado su
potasio y transformándolos en arcillas a la vez que disuelven parte de la
sílice. La oxidación actúa sobre la biotita, mientras que el cuarzo se mantiene
prácticamente inalterado.
Al final de estos ataques una roca aparentemente tan
dura como el granito termina arenizada en un regolito que recibe el nombre de
lehm, grus o jabre
5.2. Factores
que controlan la meteorización
Los factores que la facilitan o dirigen son
las diaclasas, composición y
textura de la roca, (homogeneidad, dureza, tamaño de grano…) y el clima
(húmedo o seco, frio o tropical)
Las diaclasas son roturas tensionales, no muy extensas pero si muy numerosas, a favor de planos de
debilidad de la roca en las cuales, a diferencia de las fallas, no ha
habido desplazamiento. Pueden seguir trayectorias más o menos rectilíneas
que al cruzarse forman un entramado ortogonal que por el efecto de la
meteorización y posterior erosión da lugar a torres y formas
acastilladas o, en el caso de las diaclasas de descompresión o descarga antes
comentadas, seguir trayectorias
curvadas paralelas entre sí que se separan y forman domos y
lanchares. Cuando se combinan diaclasas con diferentes tipos de
trayectoria sin predominar ninguno sobre otro se forman los berrocales.
La composición de la roca es
fundamental en el proceso de meteorización ya que no todos sus minerales tienen
la misma resistencia. Ya se ha comentado que en el granito el
mineral más resistente es el cuarzo y el que menos la biotita, por tanto los
leucogranitos, que recordemos eran pobres en esta mica, son los que forman las
crestas, galayos, domos y berrocales.
Por tanto el porcentaje cuarzo / biotita marca la resistencia del
granito.
La textura, la mayor o menor
homogeneidad de la roca, es decir el tamaño y disposición de sus minerales, hará
la roca más o menos permeable al paso del agua que va a penetrar en su
estructura.
El clima, temperatura y humedad. En general, cuanto más cálido y húmedo más efectivos son los ataques químicos sobre el granito. Iberia durante el Pérmico se encontraba cruzando el ecuador. Ese clima, en principio cálido-húmedo, se fué volviendo más seco durante el Cenozoico, de tipo similar a las actuales sabanas, hasta llegar al actual mediterráneo de montaña.
El clima, temperatura y humedad. En general, cuanto más cálido y húmedo más efectivos son los ataques químicos sobre el granito. Iberia durante el Pérmico se encontraba cruzando el ecuador. Ese clima, en principio cálido-húmedo, se fué volviendo más seco durante el Cenozoico, de tipo similar a las actuales sabanas, hasta llegar al actual mediterráneo de montaña.
6.
Las formas del granito
Por tanto, toda esta combinación de factores litológicos, estructurales
y climáticos que han condicionado la meteorización y erosión del granito son
los que dan lugar a las siguientes geoformas:
Crestones: Se forman en los leucogranitos más resistentes a la meteorización por diaclasado vertical formando paredes y agujas que reciben el nombre de galayos
Crestones en la Sierra de La Cabrera. Nótese la fuerte asimetría
entre las pendientes de la vertiente sur
y la norte, probablemente de origen tectónico.
Domos: Estructuras cupuliformes
o campaniformes formadas a favor de diaclasas curvilíneas que se han producido
por fenómenos de descarga y alivio de presión por ascenso del plutón dando
lugar a secciones lisas o lajas que reciben el nombre de llambrías.
Domo de Cancho Gordo. Sierra de La Cabrera.
Domo del Pico de La Miel. Sierra de La Cabrera.
Arroyo de Los Chorros. El Espaldar. Lozoyuela.
Cuando se asemejan a castillos reciben el nombre de tors (torres). Si se acumulan sobre laderas se llaman canchos, y cuando se quedan unos
bloques sobre otros en equilibrio piedras
caballeras. Si el bloque aparece partido siguiendo un plano vertical se le
llama peña cachada o cachás
"Napoleón". Embalse del Atazar. El Berrueco
Berrocotos: Son tors de gran
tamaño que forman colinas individualizadas que destacan en las llanuras. Se
diferencian de los domos porque en
éstos el diaclasado es curvo.
Lanchares o losares: Son superficies lisas y ligeramente convexas que forman
pavimentos rocosos. Están relacionadas con el lajamiento de domos muy extensos
y poco curvados
Lanchar en El Espaldar. Lozoyuela
Navas: Constituyen vaguadas o depresiones alargadas de fondo plano formadas por confluencia
de fracturas en el terreno a favor de las cuales el granito se ha alterado y
descompuesto dejando un fondo arenoso rico en materia orgánica con
encharcamiento estacional o presencia de pequeños acuíferos superficiales.
Guijos o nerviaciones: Son
alineaciones ligeramente elevadas que destacan en el terreno como crestas o
dorsales formadas por diques de cuarzo o pórfidos que son más resistentes que
el granito encajante de manera que la erosión diferencial los hace resaltar. Ya se explicó en la primera parte de la monografía como se forman a partir de la circulación entre las fracturas de un fluido hidrotermal mineralizado que enfría y cristaliza o por la intrusión de un fundido granítico tardío que enfría muy rápidamente.
Dique aplítico formando un resalte o guijo en El Espladar. Lozoyuela
Tors: son apilamientos de bloques superpuestos generados por alteración bajo el suelo y que luego han quedao al descubierto al erosionarse los materiales que los rodeaban.
El Espaldar. Lozoyuela
Agrietamientos poligonales: que se forman sobre superficies silicificadas y endurecidas que posteriormente se agrietan por alteración y aumento de volumen del material situado bajo ella.
Bloques hendidos (cachás). Son bloques aislados que presentan una diaclasa
de desarrollo vertical progresivo que termina por dividirlo en dos partes
independientes que pueden movilizarse ligeramente al equilibrarse.
Bloque hendido en El Espaldar. Lozoyuela.
Pilancones: Se llaman así las pozas más o menos circulares o elípticas
de fondo plano que se forman a partir de pequeñas irregularidades, que permiten
la acumulación de agua. La debilidad de la roca puede deberse a la existencia e
intersección de fracturas, pero en otros casos aparecen sobre grandes lanchas
sin fracturar. La concentración de humedad favorece la desagregación granular
de minerales, y ensancha progresivamente la cavidad. El material descompuesto
se vacía de la pila por distintos medios, como rebose del agua cuando llueve, o
incluso por el viento. Su
morfología recuerda a las marmitas de gigante (pot hole) de los lechos de los ríos en roca, pero no existe una
corriente turbulenta de agua que los origine.
En el siglo XVIII, se pensaba en Gran Bretaña que estas
depresiones tenían un origen humano, relacionado con ceremonias druídicas.
A veces la progresión de dos pilancones cercanos hace que se unan y la erosión posterior los desmantela dejando únicamente el borde de unión que adopta una figura similar a la de una silla de montar.
Surcos y
acanaladuras: Son pequeños canales y ranuras
alargadas, normalmente de unos pocos centímetros de anchura y profundidad, que
se desarrollan en superficies rocosas de bastante inclinación a favor de la líneas
de máxima pendiente y
algunas veces conectan en cabecera con los
pilancones como desagüe de éstos. Se originan más por fenómenos de
erosión química (alteración) que física (escorrentía del agua de lluvia). Una vez
que se forma un pequeño canal, éste tiende a captar el agua que escurre por la
superficie rocosa, aumentando la humedad en estas zonas y favoreciendo su ensanchamiento
y la colonización de líquenes.
Tafoni (tafone
en singular): Este término procedente de Córcega
significa perforación o ventana y es utilizado para referirse a cavidades o
huecos que aparecen en superficies
rocosas de mucha pendiente, prácticamente
verticales, ya sea de bloques o de paredes dando lugar a formas extraplomadas como abrigos, aleros y viseras. Cuando son varios y pequeños se llaman alvéolos, en forma de oquedad reciben el nombre de nidos, y de panales cuando forman resaltes.
Cuando la pared interna de un tafoni atraviesa
todo un bloque, o bien se produce la intersección de dos de ellos en paredes
opuestas, se forman ventanas
naturales.
Nidos formados en un bloque granítico. El Espaldar. Lozoyuela.
Los tafoni, se
forman por una descomposición y desagregación de la roca por acción del
agua, tanto sobre la superficie del terreno como por debajo del mismo
aprovechando zonas de debilidad de las rocas (fracturas, minerales menos
resistentes).
Rocas fungiformes (tormos o tolmos)
Son bloques o bolos residuales con
forma de seta. A menudo descansan sobre una plataforma o pedestal (plint). El
proceso de erosión de la roca es extremadamente lento y comienza cuando una
roca aislada erosiona diferente la parte inferior a la parte superior porque
esta última sea más resistente por pequeñas diferencias de composición.
La progresiva tafonización ha terminado por derrumbar el tablero
La erosión del tallo se ha podido producir de forma subterránea cuando la superficie del suelo coincidía con la base de la laja o bien por la alteración diferencial tras la exposición de los bloques.
La base es alterada y erosionada más
rápidamente porque retiene y concentra más la humedad por el rocío acumulado
(desagregación granular).
Este aumento de erosión diferencial
hacia la base disminuye a menudo en profundidad, pues muchas de estas rocas
presentan un ensanchamiento bajo el nivel del suelo. La superficie de la roca
es especialmente rugosa en las paredes debido a la alteración diferencial de
los minerales. El suelo de las plataformas se presenta arenizado por la alteración
de feldespatos en arcilla y a veces de color rojo debido a la oxidación del
hierro de las biotitas.
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